Jesús
no huye de la gente (gentío como dice el evangelio recalcando que eran muchos y
bulliciosos); Todo lo contrario, era el momento idóneo para mostrarles su
proyecto, el proyecto del Reino de Dios. Las llamadas bienaventuranzas, son
todo un programa de la instauración del reino. Muestran las “preferencias “ de
Dios por los pobres de espíritu, los que sufren, los que lloran, los que tienen
hambre y sed de justicia, los que practican misericordia, los limpios de
corazón, los que trabajan por la paz y los que son perseguidos por la justicia;
Y las consecuencias que tendrá el trabajar por el reino de esta manera.
Todo
un programa de camino a la santidad, un camino de encuentro con Dios (de hecho,
santo significa bienaventurado). El día que la iglesia celebra la memoria de
los santos, la liturgia nos regala un texto que nos invita a la santidad de
vida, un recordatorio de cuál es nuestra misión en este mundo y cuál ha de ser
nuestra actitud. Este programa de vida y actitudes nos harán dichosos, nos
harán alcanzar la felicidad que otras cosas, de este mundo, no nos
proporcionan.
El
día de “Todos los santos” es buena ocasión para recordarnos que todo no acaba aquí, que es posible un
mundo que muestre señales de Dios, personas de Dios… Me resisto a vivir en un mundo
sin Dios. Me resisto a pensar que el humano lo puede todo, que estamos en completa soledad y que todo
terminará con la muerte.
Hoy,
a nuestros niños y niñas se le inculca en escuelas, comercios e incluso en
muchas familias cristianas un carnaval de la muerte que nada tiene que ver con
la esperanza en la resurrección y el estilo de vida que conlleva dicha
esperanza y que nos enseña Jesús de Nazaret. Con el llamado Halloween, estamos
alejando a nuestros chicos del mensaje de Jesús.
Os
invito a que transmitamos y vivamos el programa de las bienaventuranzas en
nuestra vida, para así poder comenzar una verdadera transformación del mundo; Porque
nuestro mundo está sediento de buenas nuevas, sediento de Bienaventuranzas y
bienaventurados.