jueves, 5 de febrero de 2015

El seguimiento radical (Jn 1, 35-42)



Evidentemente, nos situamos ante un relato ya muy elaborado por la tradición, demasiado directo quizás para los oyentes de hoy. El reconocimiento y rotundidad de Juan al presentar a Jesús: “Este es el cordero de Dios”; y la inmediatez del seguimiento de los discípulos de Juan hacia Jesús, nos resulta cuanto menos curiosa; Esta actitud de obediencia y reconocimiento por parte de todos (tanto de Juan como de sus discípulos al seguir a otro maestro) parece increíble. Evidentemente la realidad fue otra, ya que son sabidos los recelos de algunos de los discípulos de Juan cuando él mismo se deshace de todo protagonismo y muestra a sus discípulos a quién han de seguir. Los discípulos de Juan le seguían porque eran de su línea porque les gustaba su estilo, porque estaban de acuerdo con él. Jesús era de otra manera, tenía otra forma de vivir y anunciar las cosas, y es evidente que el “cambio” de maestro no fue del todo gustoso al principio, más bien lo hicieron por obediencia a Juan, que no dudó ni un momento en reconocer la autoridad de Jesús.
Jesús pregunta: ¿qué buscáis?” Y los discípulos de Juan responden con otra pregunta: ¿dónde vives?”. Era una pregunta difícil de responder en dos palabras, pero tampoco se podía responder con demasiadas explicaciones; Era necesario y conveniente que lo vieran ellos mismos: “Venid y lo veréis”.
Jesús, el de Nazaret ya no vivía en ningún sitio. Ahora el mundo, los caminos, los pueblos y casas de aquellos que quisieran acoger, y el cielo raso de las noches más frías o las más calurosas, era el lugar de la vivencia del Reino, el lugar donde vivía Jesús. Estos dos discípulos parece ser que le siguen, no les asustan las vicisitudes ni el estilo de vida que exige el seguimiento radical de Jesús, pero aunque en este relato no se mencione, no fue así con todos los discípulos de Juan ni otros seguidores potenciales. Muchos también se dieron la vuelta en el camino, y vieron que no estaban hechos para tal vivencia, para no tener casa, para despojarse de todo…
No puedo evitar acordarme de la vida consagrada en estos momentos. El estilo de vida radical en el seguimiento de Cristo. Parece que hoy flaquean las vocaciones en lugares de tibieza espiritual y por otro lado, en lugares de “radicalidad”, florecen comunidades que saben lo que quieren, cansadas de lo mundano y lo superficial.
“Hemos encontrado al Mesías”.Así es como Andrés describe a Jesús, sin titubeos, ante su hermano Simón (Pedro). Esta declaración y reconocimiento es propia de un relato, el de Juan, que se escribe ya en una situación asumida, de una comunidad de fe cristiana que reconoce y vive a Cristo.
Parece que hoy en día hay que tener cuidado al utilizar la palabra radical o radicalidad; Parece que si la utilizamos, estamos siendo miembros de algún grupo peligroso o al menos sospechoso. Sin embargo, el seguimiento de Cristo conlleva vivir con tintes de radicalidad bien entendida, no tanto como intransigencia, sino más bien en su acepción de vivir la raíz, lo fundamental, alejándonos de lo superfluo y centrándonos en el fundamento.
Gracias a la vida consagrada por vuestro seguimiento radical, por vuestro ejemplo y demostración de que hoy es más necesario que nunca vivir el Reino desde la raíz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario