Jesús
tiene compasión y siente lástima de la gente que lo pasa mal, más aún cuando
sabe que las fatalidades humanas se acrecentaban en un pueblo, el suyo, que
discriminaba y relegaba a los márgenes de la sociedad a personas como las
viudas, las mujeres en general y otros colectivos. Son estas situaciones las que hacen Jesús se pare ante el dolor y
preste su ayuda. Ante el cortejo de la muerte y los que lloran, Jesús no se muestra
indiferente. Jesús sabía que la situación de la mujer en su tiempo era difícil,
pero era aún más complicada la situación de las viudas a las que no atendía
nadie, como iba a ser el caso de esta, la viuda de Naím, que no sólo había
perdido al marido sino que acababa de perder al único hijo varón que tenía. Hemos
tendido siempre, con el afán de divinizar en exceso, a dar la imagen de Jesús
como el de un Dios que, aún siendo humano, se muestra frío o demasiado
hierático; Sin embargo Jesús se emociona y siente con los que padecen, no sólo
soluciona sino que empatiza y padece con los que padecen.
Ante
las situaciones duras que nos pone la vida a los humanos, situaciones que no
vale esquivar porque vienen si o si, a veces, las incrementamos con nuestra
falta de sensibilidad y el volver la vista a otro lado.
“Lo
que no admite duda es que los evangelios nos indican que Jesús defendió siempre
la vida. Y luchó contra el sufrimiento de las personas en situaciones de sufrimiento
y desamparo que encontró en su paso por esta vida. Así, el mismo Jesús dejó
constancia de la tarea y la misión que encomendó a sus seguidores. Por eso
resulta tan penoso tener que aceptar el hecho histórico de la relación que
siempre ha existido entre “religión y “muerte”. (José Mª Castillo).
Nuestra
religión, nuestra iglesia, ha de ser más sensible ante los sufrimientos ajenos.
A veces nos sirve o nos consuela el hacer algo por los demás sin demasiado sentimiento.
Quizás ya es tiempo de saber que el aliviar nuestras conciencias no es
suficiente, sino que todo nuestro ser ha de ser para los demás, que nuestros sentimientos
han de ser mostrados y en consecuencia así han de actuar, porque el Maestro así
lo hizo.
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