Evidentemente,
aunque sea algo sabido que Juan redactara su evangelio después de que pasaran
los hechos y que la perspectiva e intenciones del evangelio, en cualquiera de
ellos, van más allá de la mera
información o redacción; En este relato Juan también quiere mostrar que
Jesús conocía su destino y, aunque con el miedo y sufrimientos humanos
comprensibles, lo aceptó y lo encajó dentro de su misión y su persona.
Como
he propuesto en reflexiones anteriores, no se puede entender del todo lo que
quiere mostrarnos la Palabra si no la contextualizamos con lo anterior y
posterior. Anteriormente a lo que nos cuenta Juan en este pasaje, Jesús veía
como su persona y misión eran discutidas y confundidas. Unos le aceptaban, otros
al menos daban el beneficio de la duda y otros directamente lo negaban. El caso
es que los ánimos estaban ya caldeados, y Jesús se ve con poco tiempo para todo
lo que la grandeza del reino exigía que transmitiera y enseñara.
“Señor,
queremos ver a Jesús”. En medio de esta vorágine de dudas y confusiones
(aceptaciones y rechazos) que provocaba Jesús; Unos gentiles (griegos
probablemente) quieren conocer a Jesús. Jesús aprovecha la ocasión para
anunciar su destino y exponer alguna de las condiciones que exige su
seguimiento. Además lo hace de forma apremiante porque se está consumiendo el
tiempo.
“Si
el grano de trigo no cae en la tierra y muere…”. Es necesario que cada
uno “muera” a sí mismo, a sus egoísmos y sus cosas, para que se dé fruto. No se
puede ser feliz si con los demás estamos mal. Cuanto más felices hacemos a los
demás, más felices somos nosotros. ¿Cómo es posible que siendo desprendido para
los demás, dándose del todo y siendo generoso, se pueda encerrar tanto “egoísmo positivo” y ganar felicidad
personal?
“El
que quiera servirme que me siga”. El que sirve, está dónde está Dios;
Esta es la mejor manera de seguir a Jesús. Servir es la mejor manera de ser
cristiano.
Si
hacemos de nuestra vida un servicio constante
a los demás, dice Jesús: “el Padre le premiará”.
Felicidades majete....tus meditaciones fluyen de tu amor al Padre que te ilumina cada día para escribir y compartir la grandeza de Dios....animo y enhorabuena de nuevo!!!
ResponderEliminarAtentamente,
Mar Camacho