“¡Cuidado
con los letrados! Les encanta pasearse y que les hagan reverencias…; Y devoran
los bienes de las viudas”. La Palabra siempre tan oportuna, siempre tan…viva.
Este domingo Jesús nos avisa del cuidado que hay que tener con los letrados (la
gente de altas posiciones y cargos importantes); “No es oro todo lo que reluce”,
la corrupción está donde menos se espera. Roban a las viudas y los pobres con
pretexto de largas oraciones y “pasaportes” directos hacia el cielo. Se lucran
a costa de la buena voluntad y la ignorancia de la gente humilde.
No
puede venir mejor este evangelio, esta presencia de Jesús, de Dios, mediante su
palabra esta semana. (Vaya por delante que en todo lo que voy a reflexionar va
la presunción de inocencia y la confianza en que todo se aclare de la mejor
forma posible). Esta semana nos han vuelto a sorprender en las noticias con nuevos escándalos
vaticanos, robos de dinero cuyo destino, parece ser, que eran los pobres pero
que se han quedado en los palacios y grandes casas de cardenales y obispos. No
podemos volver la mirada y hacer como si nada pasara, porque los libros
publicados esta semana sobre este tema y los testimonios de gente infiltrada en
dichos escándalos están ahí.
“Se
acercó una viuda pobre y echó dos reales”. No hemos cambiado tanto, me
atrevería a decir que nada, desde que
Jesús les “pone las pilas” a los letrados y sacerdotes de su tiempo. El dinero
que echó la viuda en el cestillo del templo con toda humildad y sacrificio, ya
que a ella no le sobraba nada, se quedó para las abundantes comidas de los
jefes de las sinagogas. Parece ser que el dinero de tanta gente que confía en
la gestión vaticana, una vez más, no ha llegado a su destino y se ha quedado a
medio camino engordando el ansia de poder y riqueza de unos pocos corruptos que
se llaman ministros de Dios, pero que no son más (si todo esto es cierto) que
oportunistas, hijos del diablo-poder- dinero.
Y
para nosotros queda el intentar dar razón a estas cosas, educar a los que ven y
oyen esto y les hace retroceder, cuando no apartarse del todo de la comunidad. Como
bien dice en otra ocasión Jesús: “Aquel
que escandalizara a uno de estos pequeños, más le valdría colgase una rueda de
molino al cuello y echarse al mar” (Mt 18,6). Que pocas entrañas de
misericordia y que poco rezado tienen el evangelio los que predican y no
edifican. Que Dios me perdone si con mis palabras alguien, que es justo, se
siente acusado, esa no es la intención; Porque aunque se demostrara que no han
robado dicho dinero, los palacios e inmensos pisos de nueva construcción están
ahí, y dentro vive quien vive.
El
Espíritu Santo ha querido que la iglesia la encabece un papa que predique y
viva la pobreza, y ahí está, aunque le duela a muchos y lo quieran hacer
desaparecer del mapa. Desde estas humildes letras me uno a la oración del papa
Francisco y le envío toda mi fuerza y mis ánimos para que no cese en el empeño
de darle a la iglesia lo que se merece, buenos ministros que administren y no
roben; Un papa que trate los temas importantes en la Iglesia, con misericordia
y sin prejuicios, y deje de lado los más
mediáticos y secundarios.
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