viernes, 24 de abril de 2015

Pastores de un mismo redil (Jn 10, 11-18)

“El buen pastor da la vida por sus ovejas…el asalariado, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye…”. Jesús nos exhorta a ser buenos pastores, es decir, a amar de corazón lo “nuestro”, a acoger a Dios en nuestra vida. Porque acogiendo a Dios de verdad, se acoge también a los hermanos y se les trata con responsabilidad y justicia. Cuando sientes las cosas como “tuyas”, cuando te identificas con algo, no lo abandonas y luchas por ello hasta el final.
No es que Jesús alardee de bueno, de buen pastor, sino que, como en tiempos de Jesús el oficio de pastor estaba considerado como un oficio despreciable (ya que muchos pastores eran tramposos, ladrones…) Jesús establece la diferencia entre el buen y el mal pastor, resaltando las cualidades de los buenos, que también los había.
Se habla constantemente en nuestra Iglesia, con preocupación, de la falta de compromiso cristiano. Somos “cristianos de papel”;  Cristianos por el mero hecho de estar inscritos en una partida de bautismo y después confirmados, pero siendo muchos en número, es poco el compromiso y la acción real. ¿Somos buenos pastores o abandonamos cuando no nos interesa?
El buen pastor no abandona a sus ovejas; “Un buen padre no le da a su hijo una piedra cuando le pide pan” (Mt 7, 9) ¿Porqué muchos cristianos abandonamos a Dios, el reino y sus quehaceres, cuando no nos interesa? ¿Por qué esa falta de compromiso? ¿Quizás es que no lo asumimos como nuestro?
Es cierto que el compromiso real es una opción personal, y si uno no está convencido y no lo tiene asumido como opción libre y querida, todo es en vano. También deberíamos preguntarnos si la iglesia, si nosotros como parte de ella, podemos hacer algo más para que nuestras comunidades sean realmente tan sinceras, puras y acogedoras como para que “viendo nuestras obras…den gloria a Dios”; Viendo lo que hacemos y cómo lo hacemos, los que no están en nuestro redil se planteen de verdad ser parte de el. En una palabra, que nuestro estilo de vida cuestione, atraiga y enamore.
“Tengo además otras ovejas que no son de este redil, a estas también las tengo que traer”. Quizás esto sea ya para nota ¿Cómo podemos dedicarnos a “otras ovejas” que no están en nuestro redil, si a veces no somos capaces de agrupar-aunar las del nuestro?
Que necesitamos una profunda revisión y transformación en nuestra iglesia está claro. Igual de claro está que Jesús se preocupa por tod@s; Él sabia lo que quería, tenía claro el proyecto del reino y quería que tod@s participaran de el.
“Yo entrego mi vida para poder recuperarla”. El horizonte del reino de Dios es predominantemente pascual; Desgastarse por los demás, entregar la propia vida, “perderla” para recuperarla con creces. Esto es una opción personal y no puede, ni debe, ser de otra manera. Nadie obliga a Jesús a entregar su vida, Él la entrega libremente. Así también nosotros tenemos esa opción.

Nadie dijo que ser cristiano fuera fácil, pero sí sabemos que, los que han apostado por el reino sinceramente, han alcanzado felicidad, han empezado a disfrutar, ya aquí, de los frutos que ofrece el reino de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario