viernes, 20 de marzo de 2015

Ha llegado la hora...(Jn 12, 20-33)


Evidentemente, aunque sea algo sabido que Juan redactara su evangelio después de que pasaran los hechos y que la perspectiva e intenciones del evangelio, en cualquiera de ellos, van más allá de la mera  información o redacción; En este relato Juan también quiere mostrar que Jesús conocía su destino y, aunque con el miedo y sufrimientos humanos comprensibles, lo aceptó y lo encajó dentro de su misión y su persona.

Como he propuesto en reflexiones anteriores, no se puede entender del todo lo que quiere mostrarnos la Palabra si no la contextualizamos con lo anterior y posterior. Anteriormente a lo que nos cuenta Juan en este pasaje, Jesús veía como su persona y misión eran discutidas y confundidas. Unos le aceptaban, otros al menos daban el beneficio de la duda y otros directamente lo negaban. El caso es que los ánimos estaban ya caldeados, y Jesús se ve con poco tiempo para todo lo que la grandeza del reino exigía que transmitiera y enseñara.

“Señor, queremos ver a Jesús”. En medio de esta vorágine de dudas y confusiones (aceptaciones y rechazos) que provocaba Jesús; Unos gentiles (griegos probablemente) quieren conocer a Jesús. Jesús aprovecha la ocasión para anunciar su destino y exponer alguna de las condiciones que exige su seguimiento. Además lo hace de forma apremiante porque se está consumiendo el tiempo.

“Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere…”. Es necesario que cada uno “muera” a sí mismo, a sus egoísmos y sus cosas, para que se dé fruto. No se puede ser feliz si con los demás estamos mal. Cuanto más felices hacemos a los demás, más felices somos nosotros. ¿Cómo es posible que siendo desprendido para los demás, dándose del todo y siendo generoso, se pueda encerrar  tanto “egoísmo positivo” y ganar felicidad personal?

“El que quiera servirme que me siga”. El que sirve, está dónde está Dios; Esta es la mejor manera de seguir a Jesús. Servir es la mejor manera de ser cristiano.

Si hacemos de nuestra vida un servicio constante  a los demás, dice Jesús: “el Padre le premiará”.

1 comentario:

  1. Felicidades majete....tus meditaciones fluyen de tu amor al Padre que te ilumina cada día para escribir y compartir la grandeza de Dios....animo y enhorabuena de nuevo!!!

    Atentamente,
    Mar Camacho

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